Conocido entre los médicos como el SDPF, se trata de una de las dolencias más habituales de aquellos que se dedican a correr. La revista Runner’s World profundiza el tema: cómo prevenirlo y cómo tratarlo
El síndrome de dolor patelofemoral (SDPF), así dicho, parece destinado a que solo los médicos sepan de qué estamos hablando. Traducido para todos, el SDPF también es conocido como “rodilla de corredor”, es decir: una de las lesiones más frecuentes entre los deportistas, especialmente los runners.
Como explica la revista Runner’s World, esta dolencia afecta la articulación que conecta la rótula (patela) con el fémur, provocando dolor, incomodidad e incluso limitación en el movimiento de la rodilla. Pese a que el término “rodilla de corredor” se usa con frecuencia, se refiere de manera más específica al dolor provocado por el síndrome de dolor patelofemoral, que es solo uno de los posibles orígenes de molestia en esta área.
Aunque puede afectar a cualquier persona que practique deportes de impacto, el SDPF es muy común en corredores debido a la repetitiva flexión y extensión de la rodilla durante la carrera.
La constante sobrecarga de la articulación patelofemoral provoca un desgaste en los tejidos y estructuras de la zona, lo que genera dolor y dificultad al realizar ciertas actividades físicas, como subir escaleras, ponerse en cuclillas o permanecer sentado durante períodos prolongados.
El SDPF se origina principalmente por un desajuste en el movimiento de la rótula dentro de su surco en el fémur, lo que genera fricción, inflamación y, en última instancia, dolor. ¿Las causas? Diversos factores, entre los cuales se destacan tanto cuestiones biomecánicas como sobrecargas en la articulación. A continuación, las principales causas...
Movimiento anómalo de la rótula
La rótula (patela) tiene una función clave en la movilidad de la rodilla, ya que sirve como una especie de polea que facilita el trabajo del cuádriceps al extender la pierna. La rótula se desliza dentro de un surco cóncavo en el fémur, conocido como surco troclear, mientras la rodilla se flexiona y extiende. Sin embargo, cuando los tejidos blandos (como los ligamentos y músculos) que rodean la rótula están tensos o desequilibrados, este deslizamiento puede volverse problemático.
Este deslizamiento incorrecto puede generar una presión excesiva sobre la rótula y los cartílagos circundantes, aumentando el riesgo de irritación e inflamación.
Sobrecarga durante las carreras largas
Una de las principales causas del SDPF en los corredores es la sobrecarga de la articulación durante las sesiones de carrera prolongadas. A medida que el corredor aumenta la distancia recorrida, los músculos, especialmente los cuádriceps, tienden a fatigarse.
El SDPF se vuelve más notorio a medida que el corredor completa distancias más largas, ya que los músculos responsables de estabilizar la rótula no tienen la misma capacidad para mantener el deslizamiento suave y controlado, lo que aumenta la presión sobre la articulación patelofemoral.
Desbalance muscular y debilidad
El desequilibrio entre los músculos que rodean la rodilla es otro factor que contribuye al desarrollo del SDPF. En muchos casos, la debilidad de los músculos del cuádriceps, en particular la porción vasto medial (que se encuentra en el interior del muslo), puede provocar que la rótula no se mueva de manera adecuada.
Además, la rigidez de los músculos isquiotibiales y la falta de flexibilidad en la cadera también pueden jugar un papel importante en la aparición de esta condición, ya que afectan la alineación y el funcionamiento de la rodilla.
Un desbalance muscular puede generar un tirón en los ligamentos y tendones, aumentando el riesgo de sufrir lesiones en la rótula y la articulación femororrotuliana.
Factores anatómicos y biomecánicos
Algunos factores anatómicos también pueden predisponer a los corredores al desarrollo del SDPF. Estos incluyen una mala alineación de la rótula o una formación anómala del surco troclear del fémur, lo que puede dificultar el deslizamiento adecuado de la rótula.
Además, una rodilla en valgo (cuando se inclinan hacia adentro al caminar o correr) o un arco del pie pronunciado pueden alterar la mecánica de la marcha, ejerciendo presión adicional sobre la articulación patelofemoral.
La carga repetitiva y la fuerza de impacto generada durante la carrera pueden intensificar estos problemas biomecánicos, aumentando la probabilidad de desarrollar el síndrome de dolor patelofemoral.
El sobrepeso es uno de los factores más comunes, ya que el aumento en el peso corporal ejerce mayor presión sobre las rodillas durante las actividades físicas, especialmente al correr. La edad también juega un papel importante: los corredores jóvenes son más susceptibles a sufrir lesiones en la rótula.
Síntomas del síndrome de dolor patelofemoral
El dolor característico del SDPF se localiza generalmente en la zona anterior de la rodilla, justo sobre o alrededor de la rótula. Este dolor, aunque puede sentirse de manera puntual en algunos casos, suele ser difuso o generalizado más que estar claramente concentrado en un solo punto. A menudo, el dolor se describe como una sensación de molestia profunda en la rodilla, lo que hace difícil identificar su ubicación exacta.
El primer paso hacia una solución efectiva
El diagnóstico del SDPF comienza con una evaluación clínica exhaustiva realizada por un médico especialista, generalmente un traumatólogo o un fisioterapeuta con experiencia en lesiones deportivas. Esta evaluación incluye una serie de pasos esenciales:
- Historial médico: El profesional médico revisa el historial de actividad física del paciente, su rutina de ejercicios, el tiempo que ha estado experimentando dolor, las circunstancias en que se presenta el dolor y cualquier otro factor relevante, como lesiones previas o condiciones médicas que puedan predisponer al SDPF. También es fundamental conocer la intensidad del dolor, y si el paciente expermentó otros síntomas como hinchazón o rigidez en la rodilla.
- Examen físico: Durante el examen físico, el médico evalúa la movilidad de la rodilla, la fuerza muscular, la flexibilidad y la alineación de la pierna. Se realizan maniobras específicas para determinar si el dolor está relacionado con la articulación femororrotuliana o si es causado por otras afecciones (como tendinitis, lesiones del menisco o problemas ligamentarios).
Una de las pruebas comunes es la prueba de compresión de la rótula, que implica aplicar presión sobre la rótula mientras la rodilla está flexionada para evaluar si se genera dolor en la articulación patelofemoral.
Pruebas de imagen
Aunque el diagnóstico inicial se basa en la evaluación clínica, en algunos casos se pueden realizar pruebas de imagen para confirmar el diagnóstico o descartar otras posibles afecciones. Las pruebas más comunes incluyen:
- Radiografías: Las radiografías pueden ser útiles para observar cualquier anomalía ósea o de alineación en la articulación femororrotuliana, como una deformidad en la rótula o un surco troclear anómalo. Sin embargo, las radiografías no muestran los tejidos blandos, como los cartílagos, por lo que pueden no ser suficientes para detectar cambios sutiles en las estructuras de la rodilla.
- Resonancia magnética (RM): En algunos casos, se puede realizar una resonancia magnética para evaluar en detalle los tejidos blandos, como los ligamentos, cartílagos y tendones que rodean la rótula. La RM puede ayudar a identificar signos de inflamación, lesiones en el cartílago de la rótula o alteraciones en el surco troclear del fémur que podrían estar contribuyendo al SDPF. Aunque la resonancia magnética no es siempre necesaria para el diagnóstico del SDPF, es especialmente útil cuando los síntomas son graves o no responden a los tratamientos iniciales.
- Ecografía: La ecografía también puede ser útil en algunos casos para examinar la inflamación de los tendones y los tejidos blandos alrededor de la rodilla. Esta técnica permite al médico visualizar el estado de los ligamentos y tendones, lo que ayuda a identificar posibles irritaciones o desgarros.
Tratamientos del síndrome de dolor patelofemoral
El tratamiento del SDPF generalmente comienza con enfoques conservadores, que incluyen cambios en la actividad, fisioterapia y ejercicios específicos para fortalecer los músculos que estabilizan la rodilla.
Fisioterapia: Se enfoca en fortalecer los cuádriceps, especialmente el vasto medial (la parte interna del cuádriceps), para mejorar el control de la rótula y reducir la fricción en la articulación femororrotuliana. Además, se trabajan otros músculos que afectan la alineación de la rodilla, como los isquiotibiales y los glúteos.
- Ejercicios de movilización de la rótula: La movilización de la rótula puede ayudar a aliviar la tensión en la articulación y mejorar su deslizamiento suave en el surco troclear.
- Uso de ortesis o plantillas: En algunos casos, se pueden emplear plantillas ortopédicas o rodilleras para ayudar a alinear la rodilla y reducir el dolor durante la actividad física.
Prevención del SDPF
La prevención del SDPF se basa en adoptar hábitos saludables y estrategias de entrenamiento que minimicen la tensión en la rodilla. Algunas recomendaciones incluyen:
- Calentamiento adecuado: Realizar un calentamiento adecuado antes de la actividad física, con énfasis en la movilidad y flexibilidad de las piernas, especialmente la musculatura que rodea la rodilla.
- Evitar el sobre entrenamiento: Es importante no aumentar excesivamente la intensidad o el volumen de la carrera sin permitir suficiente tiempo de recuperación para los músculos y las articulaciones.
- Fortalecimiento muscular: Como en el tratamiento, fortalecer los músculos del muslo (cuádriceps e isquiotibiales) y los glúteos puede ayudar a mantener la alineación adecuada de la rodilla y prevenir la sobrecarga de la articulación patelofemoral.
- Técnica de carrera adecuada: Ajustar la técnica de carrera para evitar impactos excesivos en la rodilla y mejorar la alineación durante la zancada.
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