Las patologías más frecuentes asociadas al tabaquismo son la bronquitis y el enfisema. Se trata de dos fenómenos esencialmente de tipo inflamatorio y destructivo, pero que pueden complicarse con lesiones obstructivas, de fibrosis alveolar e incluso de neumotórax. La nicotina tiene también un efecto directo sobre el sistema vascular, pudiendo producir gangrena como complicación de la enfermedad de Buerger. Por otra parte, se considera que el hábito del tabaquismo puede influir negativamente en la potencia sexual masculina. En términos generales, las complicaciones derivadas del consumo de tabaco se perciben a largo plazo. Es la acción prolongada y continuada de las distintas sustancias que componen los cigarrillos sobre el organismo humano lo que desencadena el desarrollo de patologías severas como tumoraciones, problemas cardiovasculares, respiratorios, etc. Tal es el caso, por ejemplo, del – cáncer de labio en los fumadores de pipa, el cáncer de vejiga, el cáncer de esófago. En este último, se aprecia un mayor riesgo de padecerlo en pacientes adictos al tabaco negro. Los alquitranes y otras sustancias químicas que acompañan a la nicotina en la composición del cigarrillo son considerados altamente nocivos, siendo los principales responsable del desarrollo de tales complicaciones. Sin embargo, está demostrado también que el tabaco mascado «sin humo» también produce cáncer de la cavidad oral. El uso simultáneo del alcohol aumenta la carcinogenicidad del tabaco respecto al cáncer de cabeza y cuello. El tabaco es el responsable del diagnóstico de casi la totalidad de casos de enfermedad pulmonar obstructiva, de enfisema y de cáncer de pulmón. Se hace especial hincapié en el carácter crónico del tabaquismo. El alto poder adictivo de las sustancias que contiene el tabaco disminuye exponencialmente las posibilidades de lograr mantener la abstinencia durante un tiempo prolongado tras una primera tentativa de abandono. El paciente tiende a desarrollar numerosas características propias de otras patologías no reversibles. La lucha contra la adicción al tabaco debe, pues, plantearse en un marco de acción a largo plazo. Se requiere una interacción estrecha entre los profesionales sanitarios y el fumador, siendo necesario actuar sobre determinados patrones educacionales, al mismo tiempo que se programa una terapia conductal adecuada y se lleva a cabo un seguimiento personalizado del enfermo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario