Las cuatro caras de la autoestima, ¿las tienes en orden?
Autoestima. Esa palabra que nos acompaña durante toda la vida como la amiga invisible que tanto quiere amarnos y que, a veces, despreciamos. Está ahí. Y, si la miras con cariño, nos coge de la mano y nos ayuda a caminar.
Esa amiga que nunca se va -aunque le demos la espalda- y espera paciente hasta que le devolvamos el afecto. Tú no la ves pero la sientes, como sientes la autoestima de las personas que te rodean.
Es más, es un concepto que saca lo mejor y lo peor de nosotros mismos: sus diferentes caras completan un círculo que dice mucho de lo que somos, de lo que hacemos y lo que no, de nuestra actitud y, sobre todo, de la confianza que tenemos en nosotros.
Las cuatro caras de la autoestima
En palabras de Stephen R. Covey, cuidar la autoestima significa “preservar y realzar el mayor bien que usted posee” y, para ello, hay que tener en cuenta sus cuatro dimensiones. ¿Qué quiere decir? Que nuestra autoestima puede desgajarse en una naturaleza física, espiritual, mental y social/emocional. Vamos a verlas más despacio.
Cara física: supone cuidar de nuestro cuerpo poniendo atención en la alimentación, el descanso y el ejercicio habitual. Se trata de ser proactivo y confiar en nuestra salud física mediante una rutina que nos de bienestar.
Cara espiritual: tiene que ver con el sistema de valores que tengamos y se fortalece dedicando tiempo a la meditación personal. Detenernos unos segundos al día para reflexionar sobre lo que nos ha acontecido y lo que esperamos nos aporta energía.
Cara mental: es la parte de la autoestima que se identifica con la exploración y la adquisición de nuevos conocimientos, con la educación que nos ofrece la escuela de la vida y la cultura. Es la capacidad de crítica positiva y maduración que, por ejemplo, nos deja ampliar la perspectiva del mundo.
Cara social/emocional: son dos dimensiones ligadas entre sí, porque la vida emocional no puede entenderse de manera plena si no tenermos en cuenta a las relacines personales. La seguridad personal, la armonía con nuestros principios y la confianza en lo que somos por dentro. Es la cara de la independencia, pero también de la empatía para con los demás.
¿Las tienes en orden?
Como hemos visto, las cuatro caras de la autoestima recaen sobre el pilar de la autoconfianza y la manera de potenciarla es cuidándose. Mimarse a nivel físico, espiritual, mental y socio/emocional. En el instante en el que uno de estos lados se tambalea un poco, nuestra autoestima disminuye y la consideración de nosotros mismos se debilita.
Así que, ¿por qué no dedicar parte de nuestro tiempo a poner en orden cada una de estas dimensiones? Si físicamente no es tu mejor momento, busca de manera consciente hábitos que te aporten enrgía y que te hagan sentir más fuerte. ¿Necesitas parar y relajarte? Hay ejercicios que te ayudarán mucho a conseguirlo. ¿Socialmente te sientes insegura? ¿Estás sufriendo? Es hora de sanar y apostar por ti.
Tú, antes que nadie, debes pensar que tu vida está para vivirla y no para sobrevivir o cargar con ella. Y vivirla pasa por aceptar nuestros deseos e ir a por ellos, reconocer que podemos equivocarnos, crear, cambiar, superarnos, realizarnos. La autoestima es una señal de realización y equilibrio personal.
Elige bien de quien te rodeas
Decíamos que una de las caras de la autoestima era la social/emocional y que ambas estaban especialmente unidas porque no podemos deslindar emociones y relaciones personales. Nadie puede llenar más nuestra parte emocional que quien desea hacerlo honestamente: quien nos da felicidad porque quiere hacerlo y, consecuentemente, nos hace mejores.
Este es un punto importante: tenemos derecho a un círculo social agradable, que nos respete y nos tenga afecto. De esta manera, es importante elegir bien a las personas que queremos que nos rodeen. Elimina de tu lado las personas equivocadas, tóxicas, que no te permiten construir una autoestima sana.
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