domingo, 23 de diciembre de 2018
EL DOLOR Y LAS EMOCIONES...
Tu cuerpo envía señales de dolor cuando algo no está bien en tu salud emocional. Aprende a identificarlas con esta guía.
GLUCOSAMINA Y LAS ARTICULACIONES
La glucosamina es un amino-azúcar, componente del cartílago de nuestro cuerpo. Actúa especialmente como precursor en la glicosilación de las proteínas y de los lípidos. La glucosamina se encuentra principalmente en el exoesqueleto de los artrópodos, en la pared celular de los hongos y en otros muchos organismos, siendo el monosacárido más abundante. Como suplemento, se toma más comúnmente en forma de sulfato de glucosamina, a menudo en combinación con condroitina. A menudo se hace de chitina, una sustancia procedente de las conchas de mariscos como camarones y langostas, pero también puede derivarse de ciertas plantas como el maíz y el trigo.
¿Cuáles son sus beneficios?
Los estudios de control a largo plazo y aleatorizados han demostrado que la suplementación con glucosamina puede ayudar a retrasar la progresión de la artritis articular y el dolor asociado con la osteoartritis. Éste, publicado en Jama Internal Medicine, así lo atestigua. Además, en ensayos y revisiones que oscilaban entre doce semanas y tres años, los sujetos que la tomaron observaron una disminución del dolor a través del consumo regular de suplementos de glucosamina.
Pie Cavo
La deformidad en cavo del pie consiste en una elevación anómala de la bóveda de la planta. Los dedos pueden quedarse agarrotados o flexionados hacia dentro, lo que disminuye el tamaño del pie. Identificar un pie cavo es fácil. El pie no deja huella de la parte central de la planta, ni de los dedos. En los casos más leves de pie cavo, los padres suelen detectar este problema cuando los niños empiezan a andar con soltura (tres o cuatro años) y observan las huellas que dejan en la playa o un mayor desgaste en la parte posterior de la suela del zapatos. CAUSAS: En el 80 por ciento de los casos el origen del pie cavo es familiar (hereditario). Existe la posibilidad de que esta alteración se produzca por una enfermedad neurológica, por lo que es vital que el especialista realice un diagnóstico. El pie cavo es bastante frecuente entre la población general, aunque en sus formas más leves. Estos casos de pie ligeramente cavo no tienen porqué recibir un tratamiento específico, siempre que no ocasionen molestias ni dificulten la marchas. SÍNTOMAS DE PIES CAVOS: Cuando la deformación es más acusada, pueden recrudecerse algunos síntomas con la edad. Dolor en las almohadillas de la planta de los dedos al apoyar (metatarsalgia). Dolor en el talón al apoyar (talalgia). Durezas dolorosas en las zonas de mayor apoyo (hiperqueratosis plantares). Dedos en garra (flexionados hacia dentro). Aparición de tendinitis. Dificultad para calzarse. Lumbalgias frecuentes. Dificultad o cansancio extremo para permanecer de pie sin moverse.
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